La seguridad, es quizás, el tema que más preocupa a los usuarios de tecnología por estos días. Y no es para menos. Dos temas nos tienen intranquilos: Uno: La complicidad de empresas de Software para hackear el famoso Iphone de los terroristas de San Bernardino; Dos: Las redes no son un juego de niños, acechan en internet y amenazan la seguridad de nuestros hijos.
En el primer caso, la intranquilidad surge cuando nos ponemos en los zapatos del usuario, y no es porque se haya vulnerado un Iphone en particular, no, el problema es que ya está abierta la puerta para que el gobierno acceda a cualquier celular en menoscabo de la intimidad nuestra.
En el segundo, la seguridad también es la protagonista. Todos los días conocemos nuevos casos de menores engañados a través de las redes, disparando las alertas y haciendo consciente la necesidad de que las empresas de software desarrollen aplicaciones y herramientas para monitorear nuestros menores.
Y si hablamos de la seguridad en ambos casos ¿Por qué entonces, nos intranquiliza el significado que dan unos y otros a la seguridad? ¿Acaso no es lo mismo? ¿Qué tiene que ver el usuario en este caso? ¿De la seguridad para quién estamos hablando?
Empresas de Software y la seguridad para unos y otros…
Frente a la seguridad para los ciudadanos, que reclama el gobierno de EE UU, los mismos ciudadanos no creen mucho. Y no es para menos, si recordamos que en otras ocasiones han usado la excusa de la seguridad con otros fines. Con la idea de proteger la intimidad a toda costa, algunas empresas han tomado medidas para mejorar la seguridad de sus productos, entre ellas, WhatsApp.
Para los padres de familia, la seguridad se ha vuelto un tema de gran importancia debido a los casos infortunados que se conocen día a día: Abuso sexual, pornografía infantil, matoneo, extorsión, incluso, los famosos retos en internet que ya han dejado varias víctimas mortales.
No es raro, entonces, que tome importancia el uso de las ventajas que ofrecen algunas plataformas, respecto al monitoreo que se puede hacer de las actividades del menor en la red. Aquí, no se trata de asaltar la intimidad de nuestros hijos, no, de lo que se trata es de ser cuidadosos por los que aún no tienen conciencia de los peligros a que se exponen en la red.
Una cosa es el tema de los adultos, que a nuestro juicio, tienen la madurez necesaria para manejar la exposición que se vive en las redes, otra cosa, es la consciencia que tienen los menores para blindarse ante un posible abusador, extorsionador o tratante de blancas.
¿Seguridad frente a quién?
Es necesario hacerse la pregunta, ¿La seguridad para quién y frente a quién? De la forma en que resolvamos esta pregunta, dependerá, si estamos protegiendo nuestra niñez, o si realmente le estamos entregando nuestra intimidad a alguna entidad del gobierno.
Si comprendemos las implicaciones de uno y otro, sabremos respetar la privacidad de los individuos, pero también, sabremos vigilar el bienestar de nuestros menores.
Algunos dirán que la responsabilidad del gobierno, respecto a los ciudadanos, es igual a la de un padre con sus hijos, pero no hay tal. Los niños a diferencia de los adultos, no gozan de un criterio suficientemente desarrollado, para ser plenamente responsables de las decisiones que toman.
¿Es justo, en este caso, entonces, equiparar el concepto de seguridad? De verdad, creemos que no.
¿O, acaso nos estamos apresurando?… ¿Qué piensas tú?