La tecnología está cambiando profundamente el papel que desempeña el intermediario entre el productor y el consumidor. Si las ganancias se quedan principalmente en él, algo malo está pasando. Así lo ha entendido un grupo de productores de Papa y Cebolla que han empezado a comerciar sus productos a través de aplicaciones móviles como ComproAgro, descartando el intermediario tradicional.
Resulta que con frecuencia te diriges al mercado y no encuentras el cliente preciso para que compre tu producto, cuando te encuentras con este panorama, debes recurrir a un tercero que sí tiene los contactos o las condiciones logísticas para poner el producto al alcance del consumidor final.
Es allí cuando a la cadena de producción y distribución, a esos costos que has proyectado para producir y llevar el producto al consumidor, ingresan más intermediarios de los que inicialmente habías pensado, elevando los costos de toda la operación para el productor y muchas veces también incrementando el costo final al consumidor.
No es extraño entonces que nos acostumbremos a que, en sectores como el agrícola, sea el pequeño productor (los grandes productores tienen su propia línea de distribución) el que menos gane o menos retribución obtenga por su labor a pesar de ser el que siembra, el que produce, el que manufactura. Más riesgos de quiebra y pérdidas por las que recibe en contraprestación menos recepción real de ganancias.
Incremente ganancias descartando el intermediario tradicional
Cuando hablamos de intermediario, estamos hablando de la persona o entidad que tiene los contactos y las condiciones logísticas para llevar desde la fábrica o plantío hasta los puestos de compra cercanos de todos los hogares potencialmente consumidores de un determinado producto.
Cuando no se tiene las condiciones por parte del productor para llevar el producto al consumidor final, se entiende que el paso de su mercancía por las manos de un intermediario es casi una obligación. En muchas ocasiones el intermediario, hablándolo desde el punto de vista del fabricante, es un mal necesario.
La idea a este respecto es acortar mucho más la línea de distribución usando tecnología, descartando el intermediario tradicional para que las ganancias del trabajo y el sudor del campesino y del fabricante no se queden en las manos que toman menos riesgos y hacen el menor esfuerzo.
¿Difícil? Sí, es entendible. Una decisión que exige pensársela con detenimiento, si tenemos en cuenta que el reemplazo de los intermediarios demanda un sistema que funcione, que pueda suplir las necesidades de llegar a los consumidores que estos cubren, lo que nos da a entender que debe ser un proceso planificado y realizado paulatinamente.
La tecnología: una gran opción
La tecnología acerca más la gente, al punto de relacionar directamente compradores y vendedores de un producto determinado, ayudando de esta forma a romper el conducto tradicional de los intermediarios. Aquí está el elemento central para que el negocio funcione: el conocimiento de quien vende y quien compra, es decir, los contactos.
Si un intermediario se da el lujo de comprar a un valor para vender a otro y toma ese pequeño riesgo, es porque sabe y conoce quien le comprará y a qué valor venderá, de manera que pueda ganar con el solo hecho de cambiar la mercancía de manos, sin la necesidad de aplicarle un valor nuevo o valor agregado.
Los contactos valen, el conocimiento vale y eso es precisamente lo que necesitan los productores y compradores, conocimiento, contactos de compra y de venta, de manera que puedan hacer la transacción directamente y así beneficiar al productor y al consumidor final.
Así funciona la iniciativa de la joven emprendedora Ginna Jiménez que mencionamos arriba, que con tan sólo 18 años ha desarrollado una APP (Aplicación móvil) para la compra y venta directa de los productos que producen los campesinos de su región. “Es un intermediario digital y gratis, para que los campesinos den a conocer sus productos y dignificar al campesino” apunta la joven emprendedora.
Estos son algunos pasos para ir descartando el intermediario tradicional, toda vez que encarecen el producto hacia el consumidor final y rebajan el margen de ganancias del campesino y pequeño fabricante que es el que invierte meses y meses en la cosecha y manufacturación de los productos.
Y decimos apostar, porque también hay que entender que es un proceso que debe ser paulatino, que se profundizará en la medida en que más productores y compradores opten por hacer más directa su relación de compra-venta.
Las empresas de Software entendemos esta realidad y queremos compartirla con nuestros clientes, en la medida en que los acompañamos en la implantación de la tecnología necesaria para saquen mejores dividendos del trabajo y el esfuerzo de las manos que construyen de verdad el país.