A altas horas de la madrugada un caminante recorre las calles de una ciudad, a su paso, las luces se van encendiendo automáticamente para señalarle el camino. No es una película de ciencia ficción, es una ciudad inteligente llamada Barcelona, y en cada una de esas luces que se encienden, actúa lo que se ha denominado: el internet de las cosas.
El internet de las cosas (IoT: Internet of Things) promete revolucionar nuestra vida y así lo viene haciendo. Barcelona es un ejemplo de ello y más del 30 % de ahorro en consumo energético lo demuestra. Sensores en un lado y en otro, recolectando información y tomando decisiones que ayudan a disminuir el impacto ambiental en la ciudad.
¿Entonces cambió el enfoque en el uso del internet?
Hace un poco más de 15 años el concepto de internet giraba en torno al hombre que se conectaba a la máquina para obtener información, ahora se ha extendido su uso hacia la interconexión de las máquinas (Machine to Machine), planteándonos un nuevo escenario donde las máquinas reciben y dan información sin la mediación de un humano.
El internet se ha convertido, como podemos ver en este tipo de casos, en el vínculo perfecto entre miles y miles de procesos que antes estaban aislados y consumían mucho tiempo y esfuerzo físico. Una nueva cultura está emergiendo allí: una ciudad más organizada, económica y sin estrés.
Y así el internet de las cosas llegó a nuestros procesos cotidianos
El internet de las cosas que fácilmente relacionamos con nuestras películas favoritas de ciencia ficción, ya no es algo lejano a nosotros, ya no es sólo posible en esos mundos imaginarios. Ya no es el futuro, es nuestra realidad inmediata.
Hoy es posible organizar las más diversas actividades de nuestra vida cotidiana, para que a través de sencillos intercambios de información entre objetos e internet, se pueda optimizar el uso de los recursos que nos rodean.
Razón por la cual, las tendencias del desarrollo de software por estos días, hacen que las empresas de software centremos nuestros esfuerzos en la reducción de la contaminación, del consumo de energía, combustible y tiempo.
El internet de las cosas puede estar presente en tu vida, tanto como lo desees:
- * En procedimientos tan sencillos que actúan en el hogar, sobre luces, aire acondicionado y electrodomésticos, controlados a través de sensores.
En elementos un poco más complejos de la organización de una ciudad:
- * Alumbrado público por ejemplo, que gracias a sensores, sólo encienden las luces cuando alguien las necesita y sólo con la intensidad lumínica necesaria de acuerdo a la oscuridad del ambiente.
- * Parqueaderos que ayudan a ordenar la ciudad, enviando alertas a quien los solicita, ahorrando tiempo y combustible en su búsqueda.
- * Semáforos que recogen datos de flujo vehicular y regulan el tráfico gracias a las mediciones y datos procesados.
- * Pero no solo en escenarios, al parecer triviales, actúa el internet de las cosas, es hoy también una realidad para la automatización en fábricas, industrias y minerías, en los procesos más riesgosos para la salud de los que integran la línea de producción, generando un impacto positivo en las estadísticas.
Y lo que falta por desarrollarse, pues sólo ha dado el 1 % de su potencial
Esto apenas ha iniciado, pues según las estadísticas, sólo el 1 % de los elementos que nos rodean y nos pueden prestar un uso, están conectados al internet, lo que favorece en gran medida a todas las empresas que trabajan haciendo posible esta conectividad.
Pero no sólo las empresas de software se pueden beneficiar, quizás, lo más importante es entender que el internet de las cosas que sirve para hacer de las ciudades y hogares, ambientes inteligentes, es una tendencia que reclama la necesidad de los usuarios de delegar funciones que les quitan el tiempo para otras labores más importantes.
Quiere decir esto, que tal como viene ocurriendo, la demanda seguirá creciendo y los usuarios continuarán adaptándose a estos ambientes donde la inteligencia de los objetos interactúa con la inteligencia de hombres y mujeres que le dan un uso adecuado a la tecnología en sus vidas.
El internet de las cosas es una realidad que puede hacer muy amable tu vida, pero no por eso deja de tener sus detractores, que ven en él, una posibilidad de que alguien pueda ejercer un control en sus vidas a través del manejo de su información.
Aunque estos riesgos son reales, también lo es, que tal como ocurre con los procesos de compra en línea, cada vez los datos gozan de mejor seguridad, volviendo este tipo de cuestionamientos, asuntos pasajeros o temporales, luego de los cuales, la tecnología se impone sobre sus pequeñas fallas.
De todas maneras la decisión no es sólo de uno, pues, por todos lados empezamos a ver la implementación del internet de las cosas y nuestra decisión queda reducida al cómo vamos a interactuar con él. ¿Y tú qué harás?